Después de un año, me siento conmigo mismo para pensar en la decisión que tomé viniendo a Londres y en lo que me ha aportado esta ciudad. Dejé mucho en Mallorca, o como le llamamos algunos, la Isla Magnética, por lo difícil que es dejarla, o lo fácil que es volver a ella. Imagino que puedes alejarte, pero casi todos acaban volviendo. Un año después me pregunto, Sólo ha pasado un año?
Y es que aquí todo va muy rápido. Es como vivir en doble o triple velocidad, para no decir más. Han pasado tantas cosas buenas y algunas malas, he conocido a tantas personas, todas buenas, que no me imagino no haberlo vivido o no haberlas conocido.
Cuando llegas, Londres te pone a prueba, evalúa si vas a poder estar con ella, si le serás fiel. Algunos conocidos que vinieron no les gustó, aunque yo creo que fue a Londres quien no le gustaron ellos. No es una ciudad fácil, es cara, hay muchos trabajos a los que puedes optar, pero muchos malos. Muchos pisos y casas y zonas en las que vivir, pero muchas malas. Cometer errores en el plan pueden hacerte volver antes de lo previsto. Sí, hablé de plan. Y es que hubo quien vino sin uno.
Una vez pasas este filtro, y entras en la vida británica, las posibilidades que te brinda esta ciudad son infinitas. Desde profesionales a personales. Todas las grandes empresas tecnológicas (por lo que a mí concierne) están aquí, pero también de la mano de las que se hacen un hueco. Tantas personas que puedes conocer, de todo el mundo y que te pueden aportar tanto que dudas de si es necesario visitar más países. Ojalá ya siempre estemos en contacto, amigos. Sí, exacto, tan bueno es que todo el mundo venga a vivir a Londres, como malo que la mayoría se han ido o se irán.
Echo de menos personas en Mallorca, a familia, gente que te hace fuerte. Aquí tienes que hacerte fuerte con nuevas personas, y eso lleva a que ahora ya eche de menos a personas en NY, Francia, Barcelona, Argentina, Rusia, Italia, Madrid, Singapur, Sudáfrica, México, Canada o Australia.
Y es que una vez una madrileña en Mallorca me comentó que ella producía mucho más en Madrid, que viviendo en Mallorca se había adormecido, relajado. Ahora lo veo muy claro. En Mallorca vives muy bien, demasiado. En Mallorca lo tienes casi todo hecho (hablo por mí) y tienes Sol, y tienes playa, y tienes a tus amigos, tu trabajo estable… Se está cómodo, en paz, tranquilo,… Pero eso aún no es para mí. Ahora estoy hambriento, no quiero comodidad. Ahora que estoy aquí, mi cabeza piensa, crea, convierte, procesa, se supera, se pone al límite, fracasa, marca los tiempos, los rompe. No es que Londres me genere inspiración, si no que me aplica una actitud de trabajo. Es el momento y Londres es el espacio para crecer y para formarse.
Si alguien duda en salir o no, que se pregunte si tiene ganas de más, de vivir algo nuevo y de conocer a gente. Entiendo que esto no es un pensamiento general, es mi opinión. Quizá esta jugada no me salga bien, pero a día de hoy pienso que la mala jugada era no jugar.